Un gran consenso: El presente y futuro del Turismo en el Ecuador

 

Es probable que varias veces se hayan escuchado estas frases: “el turismo debería ser política de Estado”; “tenemos todo para ser potencia turística” o “el turismo será el primer rubro de ingresos del país”.  Sin embargo, el turismo es una actividad que, para ponerla en marcha, requiere el engranaje de un sistema complejo. Un sistema que debería construirse no solo desde la mirada económica, sino también desde la social y ambiental, de manera que genere valor a la sociedad. 

Con esos enfoques, varios profesores de la carrera de Turismo de la Espol, opinan sobre los retos a los que la nueva administración gubernamental deberá enfrentarse; considerando que existe un pasado en deuda, un presente inestable y un futuro sobre el que se debe decidir aún.  

  

El pasado no resuelto  

Hay varios temas estructurales que deben ser el marco adecuado para que la actividad turística se desarrolle, pero debe ser un marco que refleje la realidad.   

Para construir ese marco, la primera pieza será una apropiada Ley de Turismo. Actualmente, el sector cuenta con una expedida en el año 2002. En ese sentido, Mathias Pécot, experto en derecho público, manifiesta que la legislación actual mantiene una brecha entre lo que hay en el papel y lo que realmente pasa en los territorios: “Por ejemplo, muchos actores en comunidades costeras siguen trabajando al margen de la ley porque simplemente no la conocen o porque la normativa no responde a sus realidades o porque el cumplimiento de reglamentos representa un costo económico demasiado elevado”. La Ley de Turismo, al menos, debería cumplir las funciones de organizar un apropiado sistema de gobernanza, regular la actividad y orientar el actuar de autoridades. Y con miras al futuro “yo apuntaría por una normativa simplificada y codificada, con principios claros colocando a la naturaleza y las comunidades locales al centro y, que asegure la participación de los principales interesados” puntualiza.  

Otra pieza para la construcción del marco que requiere el sector para consolidar una imagen a nivel nacional e internacional es el de la marca país. El tema ha sido de interés para el sector. Varias administraciones lo han trabajado, pero con resultados poco conocidos.  Existe, en este sentido, una deuda no saldada relacionada al manejo técnico de las marcas que han representado al Ecuador y su efectividad. A criterio de Olga Martín, Wilmer Carvache y Carla Hidalgo, profesores del área de marketing turístico, la construcción de la marca turística debe ser un proceso participativo “pues eso es lo que le brindará precisamente la solidez e identidad para posicionarnos en los mercados de interés” de acuerdo a Carla Hidalgo. Con la legitimidad de un proceso participativo, Martin y Carvache coinciden en que la marca debe apalancarse en una apropiada estrategia de comunicación y en los productos emblemáticos del Ecuador.   

 Ese marco pudiera completarse con la apropiada gestión de destinos turísticos. Si bien el Ecuador es un país con abundantes riquezas naturales y culturales, por algún motivo esa extensa diversidad no ha sido aprovechada para consolidar suficientes destinos de calidad que puedan afianzarse en los mercados de interés. Sobre ello, la docente de Hotelería y Eventos, Raizza Maquizaca, manifiesta que “existe una demagogia sobre promulgación de rutas o destinos turísticos; el atractivo es fundamental, pero no lo es todo”. Para ello se debe trabajar mancomunadamente con los territorios para así jerarquizar atractivos de manera técnica y enfocarlos.    

La gastronomía pudiera ser un puntal. América Latina cuenta con un claro caso de ello, Perú. En ese sentido, María Fernanda Salas, docente de Alimentos y Bebidas, recalca que la experiencia va más allá de la degustación de un plato, “el visitante debe relacionarse con las experiencias gastronómicas en territorios vivos, que desarrollen el consumo responsable y brinden alimentos seguros no solamente inocuos, también deben ser saludables, desarrollados en un sistema alimentario circular”.   

 

El presente, a la espera de alivios y reactivación  

El gobierno electo ubicó oportunamente, en su propuesta de campaña, alivios económicos y tributarios para un sector en crisis.  Sin embargo, la mirada hacia la reactivación debe ser más amplia. Entre sus conclusiones, el reporte Comportamiento del Turismo a Nivel Nacional presentado en agosto del 2020, liderado por el Ministerio de Turismo y en el que participó la Espol, destaca que “la oferta turística debe centrarse en los destinos localizados en la región Costa del país, y en los destinos de naturaleza, áreas protegidas, reservas naturales y demás”. Esto evidencia las posibles tendencias hacia el turismo rural para el que el gobierno electo también ha ofrecido impulso, así como para el comunitario.  

A decir de Vanesa León, Doctora en Estudios Sociales y Culturales, ahí es donde comienza el trabajo, en entender ambos conceptos pues el turismo rural puede estar operado por privados mientras que en las mismas zonas rurales se desarrolla el turismo comunitario en territorios comunales “y es ahí donde se complican los esfuerzos de la entidad nacional”.  Esta apreciación se da en función de los diversos estudios que la docente ha realizado al trabajo comunal, sobre todo en los territorios del norte de Santa Elena: “Los proveedores turísticos de comunidades producen su servicio en una desarticulación legal lo cual conlleva a dejarlos fuera del sistema, sin apoyo financiero, de promoción y comercialización”, añade.  En esa línea indica que únicamente trabajando en legislación y reglamentación, apoyo y educación financiera y certificaciones de la gestión turística se puede diseñar una adecuada política pública para el turismo comunitario. “No necesitamos imitar la magia de otros pueblos, nuestro turismo comunitario tiene su propia esencia” enfatiza.  

  

El pasado reflejado en el futuro o ¿un nuevo futuro?  

La pandemia producida a causa del Covid-19 dejó al sector planeando por algunos meses sin rumbo. Muchos ya han tratado de reiniciar el vuelo con lo que tienen y otros se han replanteado el sistema completo. Tal es el caso de Nueva Zelanda, cuya Comisión Parlamentaria para el Medio Ambiente, plantea un impuesto a las salidas internacionales y financiamiento para infraestructura turística con criterios medio ambientales, entre otras medidas. Así como en el caso de Nueva Zelanda, que se ha planteado un enfoque medio ambiental, también puede replantearse un enfoque de derechos, en el caso de Ecuador. Sobre esto último opina la profesora de planificación turística, Carla Ricaurte, quien propone a la inclusión como una de las orientaciones a futuro.  

Y esto tiene que ver con lo que se reconoce en nuestro medio como informalidad, hablando de quien alquila una carpa en una playa o de quien vende un plato típico al ingreso de una montaña. “Hay que entender que hay matices o capas de formalidad/informalidad que van desde un vendedor de artesanías hasta un departamento de lujo que se alquila a través de Airbnb”.  De acuerdo a Ricaurte, no reconocer la informalidad incluso difumina el real impacto económico del turismo. Esto también tiene una arista sociopolítica, pues excluir a este sector “anula las oportunidades del turista de interactuar socialmente, y puede resultar una tarea interminable y poco eficiente”. El enfoque debe ser inclusivo a través de políticas públicas.  

El futuro pudiera incluir muchos otros temas como sostenibilidad, un tema amplio que en opinión de Lady Soto debe ir de la mano con lo económico, pues hay que comprender que el cuidado del atractivo natural significa tener actividad en el largo plazo, “las comunidades receptoras ya no solo deben preocuparse por protocolos de bioseguridad, hay que ir más allá y pensar en planes integrales”.  

En el camino quedan algunos temas por abordar para una actividad resiliente, que puede ser de las más inclusivas. Así, la innovación y digitalización pueden abonar en ese aspecto. La gran conclusión de los expertos es que, los temas alrededor de la actividad turística deben ser construidos en consenso, pues eso le daría solidez y legitimidad al sistema, lo que en ese caso permitiría que las frases que siempre se escuchan, se vuelvan realidad.